jueves, 13 de octubre de 2011

El olvidado Museo de Bellas Artes de Sevilla

                             Fachada principal                                                                                   Patio del Boj


Sevilla tiene la suerte de poseer uno de los mejores museos de bellas artes del país gracias, en gran medida, a la intensa labor desamortizadora que sufrió durante el siglo XIX. Su pasmoso patrimonio y, en especial, sus pinturas y esculturas de reputados artistas localizados, como era de esperar en una ciudad esencialmente católica, en edificios religiosos, pasaron a concentrarse en lo que luego sería el museo. 


Murillo, Virgen de la servilleta

Después del barrido murillesco por parte del francñes Soult, llevando las obras a París, algunas de ellas regresaron a España, pero nunca volvieron a Sevilla.... se quedaron en Madrid y ahora se exponen en el Prado.

Torrigiano, San Jerónimo

A pesar de todo, la colección del Museo es maravillosa, destacando las obras del periodo barroco y del siglo XIX. No cualquier museo puede hacer alarde de poseer salas enteras dedicadas a Murillo, a Zurbarán, a Montañés, a Valdés Leal,... pero, lógicamente, tampoco todas las ciudades pueden presumir de haber alcanzado un nivel artístico tan elevado como Sevilla. Pues prácticamente toda su colección deriva de la expropiación de su propio patrimonio; son obras autóctonas cambiadas de localización. 


Alejo Fernández, Anunciación

 Incluso la misma sede del Museo tiene este origen: es el antiguo (y desamortizado) convento de la Merced, de impecable factura barroca, con patios, estanque, iglesia, relativamente bien adaptado a su función expositiva.


La cabecera de la iglesia                                                                     La sala de Zurbarán                                                        


Y esta joya cultural, el edifico y su colección, pasan desapercibidos a la mayoría de viajeros que se detienen unos días en la ciudad. Apenas potenciado y difundido, olvidado por las instituciones de las que depende, sus salas vacías propician la perfecta contemplación de las maravillas que contiene.Y, además, es gratuito para los miembros de la Unión Europea.


Mena, Niño Jesús

La visita es recomendable como la que más: ver Sevilla sin su museo es perderse gran parte de su esplendor.


Marteen de Vos, Juicio Final