Aunque Perugia tiene un rico legado arquitectónico, es alrededor de la piazza IV Novembre donde se concentran la mayoría de monumentos, convirtiendo a este lugar en uno de los más interesantes de la ciudad y destino ineludible para cualquier viajero que quiera conocerla.
Al centro se encuentra la increíble Fontana Maggiore, realizada entre 1275 y 1278. Se trata de una fuente circular de dos cuerpos formados por placas de mármol con bajorrelieves de los Pisano que representan los meses, las artes liberales, los signos zodiacales, escenas religiosas cristianas y de la fundación de Roma y elementos vinculados a la tradición agraria. El conjunto se remata con una taza de bronce desde la que el agua cae resbalando.
Junto a la Fontana se dispone la Catedral de San Lorenzo, cuyas escaleras son el centro de reunión de muchos estudiantes, ya que no hay que olvidar nunca que Perugia es una ciudad eminentemente universitaria. El templo data de la segunda mitad del siglo XIII y presenta, como es tan típico en Italia, la fachada sin terminar dejando el ladrillo a la vista en sus dos tercios superiores. La parte baja, que sí se acabó, está cubierta por una red romboidal de placas de mármol bicolor, blancas y rosadas. El interior es de tres naves de la misma altura, constituyendo así una planta de salón, separadas por esbeltos pilares octogonales que potencian más su amplitud espacial.
Frente a la Catedral aparece el edificio que representa el poder civil, el gótico Palazzo dei Priori, aún hoy sede municipal. Su construcción, más dilatada que las anteriores, abarca desde finales del siglo XIII hasta mediados del XV. En su alzado se pueden contemplar los vestigios de los distintos cambios que ha sufrido, especialmente en algunos de sus ventanales. Subiendo por la escalera duecentesca se accede a la llamativa Sala dei Notari, con sus grandes arcos decorados decorados con frescos medievales.
El espacioso volumen del Palazzo dei Priori hace que éste se extienda por la calle principal de la ciudad, Corso Vannucci, donde se encuentran otras dos pequeñas joyas arquitectónicas, las sedes del Collegio della Mercanzia y del Collegio del Cambio. Ambas se vinculan con un glorioso pasado medieval atípico en gran parte de Europa, donde la burguesía y las corporaciones comerciales tenían gran importancia y poder, es la età comunale. El primero de estos centros de reunión, es una sala cubierta al completo por madera con labores de intarsia. En el segundo destaca la Sala delle Udienze, pintada por Perugino y su taller, en el que el alumno más ilustre fue, sin duda, Rafael Sanzio.
En este reducido espacio, apenas una plaza y parte de una calle peatonal, Perugia reúne los edificios más representativos de su historia y de su idiosincrasia. Pero su patrimonio es mucho mayor, convirtiéndola en una ciudad interesante que merece una visita atenta.