miércoles, 24 de agosto de 2011

Sacro Monte di Varallo


La Valsesia, al norte del Piemonte, esconde muchos tesoros y no sólo naturales. Este valle, que hace frontera con Suiza, es rica en rincones escondidos y lejanos del ritmo abrumador de las ciudades. De hecho, el pueblo más grande es Varallo, una pequeña localidad de unos 7400 habitantes donde el tiempo parace haberse detenido y donde acaba la vía del tren.


Una de las joyas que esconde el pueblo es su Sacro Monte, el más antiguo de los que existen en el Piemonte, y sin duda uno de los más bellos, no sólo por su ubicación si no por su ser un conjunto monumental único en el mundo.

Fue fundado por Bernardino Caimi hacia 1491, en la cima del Monte de las Tres Cruces, con el único fin de que quién no pudiera peregrinar a Tierra Santa tuviera un poco de ella más cerca. Este Sacro Monte se configura en capillas, las primeras realizadas por Gaudenzio Ferrari (artista que ha sido nuestro mejor descubrimiento en nuestra visita al norte de Italia) y se fueron añadiendo capillas con las escenas de la vida y Pasión de Cristo y otros hechos biblícos hasta el siglo XIX, siguiendo aproximadamente el estilo original de las primeras hasta un total de 45.



Estas escenas, algunas llenas de recogimiento, otras de velocidad y movimiento, sorprenden a propios y a extraños que sin duda se asoman a estas capillas para ver el tema principal y todos los detalles que le acompañan. Sorprenden las grandes escenografías como la de la Crucifixión o la Caída de Cristo, y también escenas como la Creación, llena de animales fácilmente reconococibles por su naturalismo. Otras capillas como la de la Matanza de los Inocentes llegan a sobrecoger ya que este mismo naturalismo hace que la escena parezca una fotografía hecha en algún momento del pasado, llena de pathos y de terror en los rostros de las madres que intentan proteger a sus hijos.


Una de las últimas capillas no muestra una escena biblica, sino que en ella aparece San Carlos Borromeo,delante de la reliquia de la cama en la que durmió, que observa el cuerpo de Cristo yacente. El recorrido acaba con la Dormición de la Virgen, aunque también os recomendamos que visiteis la basilica y sobre todo que os senteis en uno de los bancos cercanos a la cabecera para observar todos los detalles que aportan sus imágenes.


En la actualidad se puede subir en coche, a pie o en funilicular, que es la opción que nosotros preferimos por ser la más cómoda y por las vistas que ofrece la subida sobre el Valle.

En definitiva, una visita recomendada para los que creen y para los que no, para amantes del arte y de la naturaleza, ya que se puede disfrutar a muy distintos niveles, cualquiera de ellos bonito a su forma.