viernes, 29 de abril de 2011

Museo Nazionale Roma al Palazzo Massimo. Once were Romans


El Palazzo Massimo alle Terme se encuentra frente a la estación de Termini y a las antiguas termas de Diocleciano, hoy iglesia de Santa Maria degli Angeli y una de las sedes del Museo Nazionale Romano, del que el Palazzo es otra. Pero a pesar de su ubicación es uno de los museos menos conocidos de la ciudad, bien por no estar en el centro que las visitas guiadas recorren bien porque el visitante suele ir apresurado a ver lo que una guía le dice que vea sin haber tenido la oportunidad de investigar por su cuenta qué otras visitas le ofrece la ciudad no tan turística, aunque la información sobre la colección que atesora es escasa en la red.



El Palazzo Massimo ocupa el lugar donde estuvo la Villa Peretti del Papa Sixto V y fue construido por Camillo Pistrucci entre 1883 y 1887 como sede de un seminario jesuita. Sea como fuere, y tras ser usado como hospital en la Segunda Guerra Mundial, a comienzos de la década de los 80 presenta un estado de ruina y es adquirido por el Estado Italiano que comienza su restauración en 1983. Estas obras continuaron hasta 1998, aunque fue inaugurado como sede museística en 1995.

En la actualidad el Museo Nazionale Romano se divide en 4 sedes: El Palazzo Massimo alle Terme, del que estamos hablando, las Termas de Diocleciano, ocupando el claustro del antiguo convento, la Crypta Balbi, en la via de la Botteghe Oscure, y el Palazzo Altemps, otro de los grandes desconocidos y justo detrás de la Piazza Navona. Un punto a favor de la gestión del Museo Nazionale Romano es que con la misma entrada se pueden visitar las cuatro sedes en un periodo de tres días consecutivos.

La colección del palacio comprende artes suntuarias, pintura y escultura del periodo romano republicano e imperial, tanto bajo como alto, y la visita se divide en cuatro plantas que rodean el patio, salvo el sótano. Tanto por el número como por la calidad de sus obras este museo debería der tener un hueco en cualquier guía de viajes y en cualquier página de información turística de la ciudad, al menos, en mayor medida de lo que lo hace ahora.

A continuación haremos una mención a las mejores obras que se pueden ver en cada planta:

Sótano: Se muestra una sala con una extensa colección de monedas desde Júlio César hasta el Euro; joyas y ajuares funerarios, con especial atención a la momia de Grottaferrata, que se expone junto con su sepulcro; y restos arqueológicos de algunos cetros y puntas de lanza donde las legiones llevaban sus estandartes, todo ello muy bien explicado en los paneles, eso sí, tan sólo en inglés e italiano.

Planta Baja: En las galerías entorno al patio se exponen los bustos de la familia imperial Julio-Claudia desde Augusto y Livia Drusilla. Destacan, entre ellos, la estatua de Augusto como Pontifex Maximus, que se encuentra en la misma sala que el calendario de Palestrina, calendario romano usado para indicar festividades y los días que se podía realizar actividades legislativas o jurídicas (días fastos y nefastos). De entre el resto de las obras expuestas en esta planta cabe destacar la escultura en bronce del púgil, tanto por su fuerza expresiva como por los detalles de las heridas de su cuerpo, lo que denota una gran calidad técnica en el uso del bronce.

Planta Primera: Continúa la colección de retratos imperiales hasta la Caracalla aproximadamente, filósofos y otras personalidades; mosaicos de una alta calidad técnica; una gran colección de estatuaria, de entre las que destacan una Venus copia romana de Doidalsa, y un Discóbolo, copia romana de Mirón.

Otro elemento que destaca son los remates de las Navi del Lago Nemi, esto es, parte de la decoración de dos barcos de unos 80x25m. que Calígula hizo construir en el Lago Nemi y que tras su muerte hicieron hundir como parte de la Damnatio Memoriae.

No lejos de estas piezas, en otra sala se muestra un gran sepulcro romano, el de Potonaccio, que ilustra con un gran altorrelieve una batalla entre romanos y germanos.

Planta Segunda: Es, sin duda, donde el visitante más se asombrará. Siempre se oye hablar de las pinturas pompeyanas, pero viendo estas salas se ve que se conservan, y en muy buen estado, más restos de pintura, no tan grande en número, pero sin duda sí en calidad y estado de conservación. Son cuatros los edificios de los que se tienen sus pinturas: la Villa de Livia, el antiguo palacio que se encontraba a orillas del Tiber donde hoy se encuentra la actual Villa Farnesina, el columbario de la Villa Pamphilij, y las pinturas de la Villa di Castel di Guido, de la que se han reconstruido cinco espacios, además de un balneario encontrado en la plaza, donde hoy se encuentran las paradas de autobuses, durante las obras que se realizaron para la construcción de la actual estación de Termini. Junto a ellos se exponen una colección de mosaicos, muchos de ellos pertenecientes a las mismas estancias de las que se ven sus pinturas.

Una vez visto todo ello tan sólo queda visitar la tienda, donde hay publicaciones de la mayoría de lo que se ha visto, aunque sin precios económicos, y recoger lo que hayamos dejado en el guardarropa. Seguro que tras la visita nadie queda defraudado.