lunes, 25 de abril de 2011

Un poco de café


Si hay algo que no puede pasar desapercibido al viajero que acuda a Italia es la pasión por el café y el grado de perfección al que se ha llegado en su elaboración. Los amantes del buen café encontrarán aquí su paraíso, porque es muy complicado encontrar uno mal preparado, incluso en las estaciones suelen tener un café que competiría con el de cafeterías de renombre en España. 

Espresso
Este culto al café bien hecho ha generado una diversidad increíble de formas y estilos y son muy celosos de mantener su calidad. Al respecto de este punto tengo una curiosa anécdota que lo certifica. Estando en una cafetería, al lado mía una estadounidense pidió un espresso. Al ver lo cargado que era, pidió que le echaran un poco de agua para rebajarlo, a lo que el camarero le respondió que si le echaba agua dejaba de ser un espresso y se convertía en un café americano, y el café americano no se sirve en esa tacita ni era exactamente un espresso aguado, por lo que lo sentía mucho pero no iba a tocar el espresso.

Pues sí, cada café es un mundo, y se respeta hasta las últimas consecuencias. La base es el espresso, un sorbo de fuerte café solo hecho a máquina y servido en una pequeña tacita, se puede pedir a cualquier hora.  Se utiliza de unidad para la elaboración de la mayor parte de los otros cafés. El ristretto es aún más fuerte, pues a la misma cantidad de café del espresso le añaden aproximadamente la mitad de agua. 

Por la mañana  se suelen tomar los preparados que contienen más leche, mientras que en la tarde  ésta se reduce significativamente. El más famoso es el capuccino, servido en taza grande; lleva un tercio de leche caliente pero sin haber hervido, un tercio de espuma cremosa y decoración de cacao en polvo. Otro café de desayuno es el caffè latte, con dos tercios de leche, no lleva cacao ni tiene tanta espuma y se suele servir en vaso de cristal. El latte macchiato, también en vaso, lleva tan sólo medio espresso o incluso menos, echado a la leche espumosa y dejando una manchita en la superficie que es la que le da el nombre.

Due capuccini

Para la tarde, destacan el macchiato y el marocchino. El macchiato es un espresso con un toque de leche espumosa, algo parecido a un cortado. El marocchino, por el que me decanto casi siempre, podría definirse como una variante entre el capuccino y el macchiato, es decir, es un espresso con espuma de leche y cacao en polvo, alguna vez también lleva un poco de canela o lágrimas de chocolate. Maravilloso, os lo aseguro.

Marocchino