El 21 de abril amaneció cálido y soleado, un día propicio para una bonita jornada de festejos que comenzaban a las nueve de la mañana con el Imbaderamento de la ciudad en el Altar de la Patria. Tras esta ceremonia de inicio se sucedieron las entregas de premios, los conciertos y las conferencias, repartidos por diversos puntos de la ciudad y que se alargaban hasta entrada la noche.
Las vestales y los narradores |
Entre todos los actos que se desarrollaron durante la mañana, el más original fue un teatro organizado por el Gruppo Storico Romano que representaba los orígenes de la ciudad. El lugar seleccionado para la representación fue una ladera del Circo Massimo, un enclave que permitía con facilidad la contemplación desde la arena, si bien el público rodeó completamente el escenario, decantándose antes por la sombra que por ver la escena de frente. Hay que reconocer que hizo mucho calor hasta para unos sevillanos, lo que, unido a la parsimonia de la representación, que se alargaba exageradamente con su propia banda sonora, hicieron que la actuación pareciera no tener fin.
Amulio, con soldados, vence a Numitor y sus hijos |
El escenario era muy simple, a la izquierda había un letrero en el que se leía Palatino junto a una cabaña de caña, un arado y unas rocas. A la derecha otro letrero, Alba Longa, junto a un par de columnas y un fuego que simulaban el Templo de Vesta, un altarcito y un trono. En medio, dos tiendas de campaña que separaban los dos núcleos. Y nada más, ni nada más hacía falta.
Los gemelos con el pastor Fáustulo y su esposa |
Pero contemos la historia. Alba Longa era una ciudad fundada por Ascanio, hijo de Eneas y nieto de Venus, y en ella gobernaba un descendiente directo, Numitor. Todo comienza con la traición de Amulio, su hermano menor. Amulio expulsa a Numitor del trono, mata a sus sobrinos varones y condena a su única sobrina, Rea Silvia, a ser vestal, lo que implicaba la castidad bajo pena de muerte y, por lo tanto, eliminaba toda posibilidad de herederos que pudieran reclamarle la corona robada. Sin embargo, el dios Marte quiso vengarse de Amulio y para ello se sirvió de Rea Silvia, dándole gemelos. En cuanto el rey se enteró del nacimiento de los niños, los condenó a la muerte y a su madre a ser ahogada en el Tíber. No obstante, el ejecutor se apiadó de los recién nacidos, los colocó en una cesta y los dejó en la corriente del río, que los depositó en la orilla a los pies del Palatino. Allí una loba los recogió, los llevó a su cueva y los amamantó. El pastor Fáustulo, tras escuchar llantos, los encontró poco después y los llevó a su casa, donde fueron criados por él y por su esposa.
Rómulo marcando el perímetro de la muralla |
Cuando los gemelos Rómulo y Remo fueron adultos, su padre Marte les contó sus verdaderos orígenes y ellos, conscientes del papel que les había tocado, acudieron a Alba Longa para deponer a su tío y devolver el trono a su abuelo Numitor. Tras la victoria se propusieron fundar su propia ciudad en el lugar en el que habían sido recogidos por la loba, pero sólo uno de ellos podría ser rey. Rómulo eligió el Palatino y Remo en Aventino, contemplaron las aves en la cima de las dos colinas y los augures eligieron el Palatino como el lugar más propicio, por lo que el rey sería Rómulo, y empezó la sacra ceremonia de delimitación de la muralla de la futura ciudad con un arado tirado por una vaca y un toro blanco. Remo no quedó conforme con el resultado y, burlándose de su hermano, saltó por encima del surco marcado en el suelo, una grave ofensa que se pagaba con la pena más alta, pues había violado la muralla y sólo con la muerte los dioses permitirían que ésta no volviera a ser traspasada. Y Rómulo, con su propia espada, ejecutó el castigo a su hermano. Así, el origen de Roma comienza con un fraticidio.
Rómulo mata a su hermano Remo |
Y toda esta historia fue la que se representó en el Circo Massimo bajo un potente sol más veraniego que primaveral.